martes, 2 de diciembre de 2014


¿Por qué aparecen todos los fantasmas en noviembre? Noviembre, ese mes hijo de puta entre el otoño y la nieve. Mes desagradecido que no recuerda ya los colores del otoño y no sabe todavía del entusiasmo del invierno. Noviembre es un mes mal parido que pone a prueba a los entusiastas y en peligro a los suicidas. Que empuja a los fantasmas del pasado a llamar a nuestra puerta (internet mediante). Que convoca a los espectros más anémicos. Se disfrazan de lozanos y aparecen, todas las dudas irrevocables, los lados gastados de las sábanas, la suciedad que guardamos detrás de los muebles.

No des ni un paso, no te loes ni te culpes, no hagas ni un puto recuento. Todo es en falso en noviembre. Esta no sos vos, esta no es tu vida, es solo el aire del puerto. Se le nota a la legua a un canto de sirena cuando no es más que un efecto especial grabado en estudio. Falta poco para colear. Falta nada. Perfil bajo, sin grandes movimientos. Y los fantasmas del pasado, que aparezcan si quieren, si no traen mofa ni sorna ni reproche ni, sobre todo, preguntas de lobo vestidas con piel de cordero. Si solo vienen de visita,  entonces, sí, que se queden. Pueden quedarse, sí, un tiempo. Les acercaré una silla y conversaremos un rato y les daré mi ternura y mi reconocimiento. Honraré su memoria, mientras dura noviembre.

Después, sin darme cuenta, se irán alejando, y no habrá despedidas pomposas ni puertas cerradas ni cosas claras. Serán lo que son siempre, presencias de luces y sombras que aparecen y desaparecen como ráfagas de viento. Y yo, en el medio, como un árbol, como una niña acurrucada en medio de una casa atravesada por el aire en la que se golpean todas las puertas. Hola queridos fantasmas, tenéis suerte de encontrarme, solo estoy aquí porque es noviembre.

sábado, 3 de mayo de 2014

insania

En mi casa había infinitos libros de pintura. El número podía contarse, pero los libros no tenían fin. No puedo saber las horas que pasé examinando los cuadros de El Bosco, pero si algo tengo claro es que es mentira podrida que el surrealismo aparece en el 1900. John Lennon dijo en una entrevista que el surrealismo le produjo una profunda impresión porque se dio cuenta de que las imágenes que poblaban su mente no eran insania. Si pudiera elegir un superpoder, un don de entre todos los posibles, eligiría saber dibujar.
Ahora que hay internet ya no se estila pasar la tarde hojeando libros y enciclopedias. Pero a Dios pongo por testigo que si me gano la lotería voy a atiborrar mi casa con libros de pintura, para que mi hija tenga la posibilidad de toparse con ellos.

Otro recuerdo y los dejo. (Está bien, dos más). Santa Águeda de Zurbarán. Una mujer llevando sus senos en una bandeja. Horas y horas mirando incrédula esa pintura tan desasosegante y el vínculo remoto con una cierta sensualidad, algo que temía enfermo, entre esa pintura y las obras completas del Marqués de Sade. Lennon, sí, no es insania, el arte es catalizador y espejo de las emociones más extrañas y mezcladas.

sábado, 19 de abril de 2014

Aimerais-tu t'évader?

Pertenece a los tópicos de la crítica cultural moderna juzgar el escapismo como una pulsión irresponsable ante los imperativos del principio de realidad, susceptible incluso de degenerar en estados patológicos de disociación. 

Sin embargo, algunos de estos planteamientos parecen no haber comprendido un hecho antropológico previo a cualquier juicio de valor: que el ser humano es un animal inquieto que necesita ausentarse provisionalmente de una realidad generadora de dolor y angustia y que algunas formas de evasión desempeñan una función valiosa incluso desde el punto de vista de la supervivencia.
(de la reseña de “Escapismos”, de Yi Fu Tuan)

En va espereu que els dies
prodiguin meravelles.
No hi ha ocells, asseguro,
ni flors en la nit alta.
Només crit uniforme
de l’ombra, pedra grisa
i, en vosaltres, crepuscles
descolorits que us burxen
fatalment les espatlles.
Hi ha un remei: evadiu-vos.
Evadiu-vos! No us manquen
pas espills ni vehicles
per fer la prova.
Altrament, no puc dir-vos
cap secret de l’ofici.
Sóc antic i vosaltres
no em podríeu comprendre.

En vano esperáis que los días
prodiguen maravillas.
No hay pájaros, aseguro,
ni flores en la noche alta.
Solo grito uniforme
de la sombra, piedra gris
y, en vosotros, crepúsculos
descoloridos que atizan
fatalmente vuestros hombros.
Hay un remedio: evadíos.
¡Evadíos! No os faltan
espejos ni vehículo
para hacer la prueba.
Aparte de eso, no puedo daros
ningún otro secreto del oficio.
Soy antiguo y vosotros
no podríais comprenderme.


De Paraules al vent, Miquel Martí i Pol

Edith Piaf, la Amy Winehouse de la chanson française:

jueves, 27 de febrero de 2014

Sintaxis


El presente es una línea divisoria que es preciso olvidar. O te quedás en los espacios entre líneas. Paralizado. En la atracción magnética de una fobia. A los espacios abiertos.

El presente es una descarga eléctrica. Su tacto es encarnizado.

Ya no está.

Hola. Al habla: yo. La hija de la exaltación, una muñeca hiperbólica, un amasijo de terminales nerviosas sin epidermis que las protejan.

Anguila eléctrica
emplea descargas para cazar a sus presas, defenderse y comunicarse con otras anguilas. Hola anguilas. Casi no tiene escamas. Sus órganos eléctricos ubicados en la zona ventral (como los míos) y nativa de América del Sur. Yo también
soy un inventario simple
un te quiero de trazo infantil colgado en la pared; una planta nueva; dos retazos de periódico recortados sin cuidado; un padre muerto; un terror a la esquizofrenia; una cita; un olor a sexo ajeno; siete libros; una extraña añoranza de Carpentier; una oquedad donde antes hubo. Sintaxis.

El mundo, como una culpa.