Parece que hoy es el día de la poesía, y para celebrarlo se organizó en El Pont de Suert un recital el sábado pasado, coincidiendo con San José, que acá es el día del padre, como a una nación de tradición católica corresponde. La gente leyó con mucha fuerza poemas propios y ajenos. Yo leí este en conmemoración de ambas fechas, y me emocioné un poco.
YA NI EL MIEDO
Pare meu que
potser algun dia molt discret m’estimaves
(María Cabrera i
Callís)
Hilo
dental meticuloso
en el lecho de
un hospital.
Irónico presagio de un futuro sin
mella.
Sus huesos
golpearán madera
pero sus dientes ya no caerán.
(los párpados se
abatirán primero)
Sus
dientes sólidos
blancos
inútiles en la
boca de tierra
ya no podrán
morder.
Y yo
clavaré los
puños en mi estúpido vientre lozano
ávida de la
dentellada de su cólera
por vez primera
imposible.
Tachonaré
toda ranura
impediré la luz
oblicua.
Ya no habrá
siesta
ni ruido ni paz.
El
polvo terco en los rayos que se cuelen
(sardónica
flecha sobre la cama vacía)
traerá el eco de
las risas infantiles
en las tardes
tediosas cuando el padre era el miedo.
Y ya
ni el miedo habrá.
Entonces
le construiré
con mi recuerdo una voz de lodo
una canción de
cuna antigua
la memoria
tierna de un día en que tal vez
muy
discretamente
me quiso.
Mi
padre ha muerto.
Escupiré sobre
los eufemismos
mientras las
hienas del dolor
se disputan sus
recuerdos.
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