Hoy amanecimos con la imagen de cinco
policías uniformados obligando a una mujer a desnudarse a punta de pistola. [Insertar
aquí grafiti de Banksy (aún no creado) ilustrando el hecho]. I can’t believe the news today. No, no
eran de Boko Haram. Ni eran los energúmenos que hace un mes se vanagloriaron
por whatsapp de estarse “follando a una entre los cinco” en Pamplona. Era en
Niza y los agresores (¿de qué otro modo llamarlos, sino?) eran funcionarios de
las fuerzas de seguridad de La République, que, en cumplimiento de la nueva
normativa, además de multar a la ciudadana francesa la forzaron a descubrirse.
Hoy sí que me pondría la bandera de Francia
con un crespón como imagen de Facebook, porque la République ha muerto, y la han
matado los franceses. ¡Europeos, despertemos! Se viene una época negra,
negrísima, como la del negro reinado de los tricornios acá en España en vida
vuestra. Fue entonces que Unamuno intentó convencer, ya que no podía vencer,
con un ¡Viva la vida! que quedó silenciado durante décadas y hoy se relata como
una manera más de ilustrar todo lo que la dictadura de Franco mató. Pero no fue
Franco, es preciso entender esto, fue una Fuente Ovejuna perversa, lo peor del
ser humano refulgiendo impune, qué digo impune, cubierto de gloria, vivado y
loado por el grueso de los vecinos (mientras algunos se quejaban en voz baja
hasta que pasaron décadas y ya directamente se olvidó que lo que había que
pulir era lo que nos hacía mejores, humanos en su acepción de grandeza, no la
porquería que también podemos ser y de la cual era adalid esa escoria que,
pistola en mano, daba vivas a la muerte y a la inteligencia, y de la cual eran
adalides también, y quizás sobre todo, las pequeñas escorietas que les coreaban
la gracia, les aplaudían los crímenes, cogían -sin estar libres de pecado- la
primera o la segunda piedra).
Según reporta The Guardian, como
justificación de la agresión perpetrada por las autoridades (la prensa no la
califica de agresión) se adujo que el atuendo de la mujer no respetaba "la moral y el secularismo". (mira tú, como la chica de 18, que "iba vestida como buscando"). La mujer fue obligada a desnudarse a punta de pistola y delante de su hija, que al parece lloraba y a quien, según imagino por el tenor de la nota, nadie habrá consolado. Los presentes no solo no defendieron a la mujer sino que aprovecharon para vilipendiarla y gritarle "vete a tu país". (He aquí otra imagen a la que me lleva mi memoria: una mujer es lapidada por
adúltera y los presentes en lugar de defenderla se apuntan al apedreo –la imagen
de mi recuerdo es de Zorba el Griego, una ficción (otra vez el valor de los artistas
e intelectuales: consiguen hacernos comprender cosas a través de la percepción,
cosas que de otro modo no comprenderíamos, como en esa escena en que era obvio
que apedreaban a la viuda por envidia de no habérsela follado ellos -y siempre
es así, “habérsela follado”, en términos de mando- y nótese que era en la
Grecia de hace una cincuentena de años nomás), pero en la prensa tenéis también
ejemplos. O en la Biblia, ya puestos, y no olvidemos que uno de los pilares de
la civilización occidental, Don Jesús de Judea, fue el único que le paró la
mano a los enardecidos varones que apedreaban a María Magdalena. Y nótese que
no hablo de cristianismo sino de civilización occidental porque ya lo dicen los
adalides de La République, la agresión a la mujer en Niza fue en nombre del secularismo.
Tengo demasiada edad para no saber que el ego
es una reverenda estupidez. Pero hoy quisiera ser una artista famosa o una intelectual
influyente a quien Le Monde y el New York Times le pidieran artículos de
opinión. Sí, y The Guardian, y hasta El País. No Democracy Now, ni ningún medio
indie. Quisiera usar mi retórica para convencer, ya que no puedo vencer. Aunque
quizás esté siendo una romántica anacrónica y lo que debiera ser es famosa a secas, “de profesión: famosa”, para salir en la tele y en las revistas presumiendo
de burkini. Pero no, no sería más efectivo porque se perdería en el ruido
mediático, en la desesperada carrera armamentística de las performances. No.
Hace falta ficción. Y retórica. Y respeto por el verbo, como decía el otro día
Remei Margarit en su columna de La Vanguardia. Nos roban hasta la retórica y quieren
vaciar de sentido las palabras. Lo de ayer no fue una sanción:
Una agresión sexual, terrorismo de estado,
violencia machista, racismo, acto de guerra contra civiles, un linchamiento, el
triunfo del fascismo: eso fue lo que pasó ayer en Niza.